Destacado: “Hay una necesidad de carencia, de no tener mañana, te lleva a acaparar constantemente. Estamos trabajando lo grupal desde todos los puntos de vista”.
Neuquén> En el oeste de la ciudad se viven realidades diferentes a las que se ven en televisión, se leen en los libros, se mira en el cine o simplemente en el centro de Neuquén. Los chicos van a la escuela cuando tienen suerte, la incertidumbre es una constante, la falta de conciencia de un mañana o un ayer es un factor común. La desprotección es la realidad.
Un grupo de psicólogas, psicopedagogas, maestras y algunas estudiantes de psicología crearon un taller llamado ‘Barriletes en Bandada’ que realizan todos los martes y jueves en dos turnos, de mañana y tarde en la escuela primaria Nº 311, al cual asisten 120 chicos desde los tres a los 13 años.
El origen del taller es brindarles a los chicos de bajos recursos la cultura del juego, enseñarles su derecho a elegir y a pensar qué quieren hacer antes de actuar. La importancia de imaginar y a ganarse las cosas mediante el respecto de ciertas reglas y normas. Todo a través del juego.
“Cuando ellos llegaron y empezaron el taller no sabían jugar, tenían un juego de descarga motora de tirar y arrojar todo, no existía acunar a un bebé, jugar a la cocinita, o imaginar, porque no hay adultos que lo transmitan. El juego no viene dado en los chicos de forma natural, no viene un patrón de juego genético sino que tiene que ver con la inclusión cultural”, explicó Marta Basile, coordinadora de Barriletes en Bandada.
Además, explicó que ellos no cuentan con adultos que lo introduzcan a la cultura desde el lugar del juego, desde el respeto como niños: “El juego tiene valores, reglas, normas, tiene la posibilidad de fantasear. El problema más serio es el no poder jugar a imaginar, si no pueden hacerlo aparecen las acciones permanentes, si no pueden jugar con su cabeza es la abulia total, o se embarazan, se drogan o se aburren”, argumentó.
El taller
Las realidades que se ven en los niños tan chicos son aterradoras. El taller se realiza en la escuela 311 del barrio Hipódromo, pero asisten chicos de toda la zona del extremo oeste neuquino. Las psicólogas insistieron en que la evolución de los chicos desde que iniciaron el taller es tal, que les da fuerza para seguir cada día y luchar para que Barriletes se reproduzca en otras escuelas capitalinas.
El jueves pasado, mientras los niños que van al turno mañana terminaban de ordenar las cosas que utilizaron para jugar con masas, una nena de alrededor de ocho años entró a la sala a devolver uno de los libros que se había llevado la última vez que fue. Basile le preguntó si iba a asistir al taller a la tarde, cuando saliera de la escuela, pero la nena dijo que no, no podía. Al preguntarle por qué, la niña explicó: “Mi mamá me va a pegar”.
La nena argumentó que si no hacía la tarea iba a recibir una golpiza, pero la psicóloga entendió que eso era mentira porque en el taller también hacen las tareas de la escuela, pero como la niña no pudo explicar las razones por las cuales recibiría las agresiones, Basile la dejó ir para no presionarla.
“No todos los chicos vienen todos los días, porque las situaciones que viven son muy irregulares, o se fueron con la mamá o con el papá o la tía. En la escuela pasa lo mismo, tiene un alto grado de ausentismo. Acá no hay deserciones pero hay días que vienen muchísimos y otros que no viene casi ninguno”, comentó la psicóloga.
La clave del taller es que los chicos van solos, se anotaron solos y ellos se ocuparon en incentivar e invitar a sus amiguitos o hermanos para ir todos juntos, nadie los inscribió, ellos generaron todo el sistema.
Recuadro
La feria de donaciones
Una vez al mes, el taller Barriletes en Bandada organiza una feria en la cual los chicos se ‘ganan’ las prendas que les donan. Las maestras juntan todas las cosas que les regalaron en el mes y lo cuelgan en ‘la tienda’ para que los niños elijan lo que deseen y puedan comprarlo mediante vales que previamente se tienen que ganar.
El jueves que viene los chicos van a tener su feria, pero las coordinadoras aseguran que les falta mucha ropa para varones y juegos de mesa o ingenio que son fundamentales para su taller porque les enseñan a competir sin agresiones, a canalizar los deseos de superar al compañero a través de una carta o del ingenio, sin llegar a la agresión.
La forma de ganarse los vales puede ser tan sólo si hacen bien una cuenta matemática, o si respetan las reglas de algún juego, si se portan bien, o si demuestran su esfuerzo.
“Es la transformación de una situación que los humilla mucho, como es la donación, y transformarla en un proceso laboral, en el cual deben realizar ciertas cosas para poder ganarse lo que ellos previamente eligieron”, manifestó la coordinadora.
Ellos ven las donaciones como un acto de imposición, en el cual les dan lo que otra persona desechó, no pueden elegir lo que quieren, sino que les toca los que les toca.
Basile explicó la metodología de la feria: “Lo que nosotras hacemos es colgar la ropa en percheros, hacer que piensen qué es lo que les hace falta, qué quieren, que se lo prueben y si les gusta que se lo compren con los vales. Les propusimos que le pongan un nombre a la tienda y el que surgió es ‘Pase y elija lo que quiera’, eso significa mucho”.
Recuadro
Crear pensamientos críticos: el máximo objetivo
“Tratamos de transmitirles modelos positivos”, explicó Alejandra Sponda, estudiante de psicología y parte de las 18 chicas de Barriletes en Bandada. “Somos una suerte de familias sustitutas”, y eso se ve a primera vista: los chicos les demuestran su amor a cada instante, las abrazan, las besan.
La intención es meterse en los modelos de vida que manejan, en su espacio social y enseñarles que pueden tener una visión crítica al respecto. El primer ejemplo que las psicólogas dan son las reglas sociales que las niñas aprenden de las novelas para chicos, como en el caso de Patito Feo en el cual un grupo de nenas “lindas”, no le permiten el ingreso a chicas “feas”.
Sponda contó que crearon un juego de mesa basado en eso en el cual los chicos tienen que responder algunas preguntas y avanzar, una de ellas es explicar tres cosas que tiene que tener una persona linda.
“Ellos traen a la realidad las representaciones sociales y lo que ellos viven y ven en la televisión. Los lindos tienen ojos celestes, pelo rubio y son limpios, los chicos acá no tienen la posibilidad de estar impecables o tener lindo olor”, dijo, mientras Basile contó una anécdota de una nena que no se quería ir del taller sin lavarse otra vez el pelo con shampoo.
“Entonces le dije que se llevara el shampoo y la crema de enjuague y me preguntó si se podía llevar la toalla también. Éstas son las condiciones reales en las que viven, éstas son sus necesidades”.
En otra etapa del juego, Sponda les preguntó qué debería tener una persona para ser atractiva en el contexto del barrio, y los chicos, todos menores de trece años, contestaron que la persona debería tener un trabajo, un estudio y ser limpia para ser considerada linda.
Recuadro
Cómo trabajar con los chicos
Primero hacen un diagnostico de cada chico, en qué situación está, cuales son las maneras en las que pueden acceder a él y desde dónde, cuáles son sus potencialidades y tratar de fortalecerlas, sobre todo en la cuestión grupal.
“Trabajamos los actos, la alimentación, la limpieza, cubrimos las necesidades básicas. La posibilidad de elegir”, señaló Basile, y agregó: “La base del taller es pienso y elijo a que quiero jugar, que quiero comer, en cosas básicas como qué le pongo al pan si queso, manteca, azucar o paté. Transformar esto en una posibilidad de elección, porque son chicos que tienen muy pocas posibilidades de elegir”.
mi nota preferida, publicada en el diario La Mañana de Neuquén del sábado 23 de septiembre del 2006