Alguien me dijo alguna vez que no se elige ser periodista, que simplemente se es.
Ahí me cerró todo, yo jamás tomé la decisión consciente de serlo, de hecho es un alivio, si no mi racionalidad demostraría grandísimas carencias.
Oficio que no elegimos, que nos toma por asalto, que en la práctica se hace odiar, que te quita la vida de a poco pero que a veces te la devuelve de golpe, con una piña bien puesta en la mandíbula, que te quita todo esa decepción y te hace amarla por un fugaz pero intenso momento.
Sí, periodismo, soy tu fan. A veces nomás, pero lo soy.