
Yo ahora lo sé y no lo voy a olvidar. Fueron esas miles de personas que se movilizaron hasta la plaza de la Liberación, en El Cairo, Egipto, las que me enseñaron que sufrían hace 30 años un regímen de estas características autoritarias, esta dictadura asfixiante que casi los deja sin conocimiento.
Hosni Muburak no quiere soltar el mango del trono, su imperio lo está derrocando pero él hace caso omiso a la sangre derramada en las calles, a los gritos, al fuego, a la fuerza del hartazgo. ¿Por qué? ¿Cómo puede ser que tenga aún poder para resistir?
Ningún país de Occidente le pidió a Mubarak que renuncie, que deje el puesto a un gobierno de transición y que llamen a elecciones pronto. La razón es simple, temen que el pueblo vote a un gobierno anti occidental, fundamentalista, que insite al terrorismo y al nacionalismo. Que el pueblo elija un gobierno al cual no puedan comprar, controlar y que sea una amenaza.
La historia demuestra que Egipto fue el primer país de Medio Oriente que firmó la paz con Israel y, después de éste, es la nación que más dinero recibe por parte de Estados Unidos para el presupuesto militar. Con ese "subsidio" se compra la paz en la zona, se compra la libre explotación de los recursos naturales, se compra a Mubarak, se financia la dictadura, se abastece la corrupción y se justifica el abuso a la sociedad.
El futuro
Los medios internacionales coincidieron que el Ejército es el único capaz de solucionar la situación: hacerle torcer el brazo al terco de Mubarak o matar al resto de los manifestantes que está en la calle. Sin embargo, el Ejército parece dormido; está negociando en silencio, coquetea con la gente, coquetea con Mubarak. ¿Qué está en juego? ¿Las bases jóvenes del Ejército no apoyan a los altos mandos que son tan cercanos al tirano?
Sin embargo, esta especulación por parte de los uniformados no hace más que acrecentar el miedo. ¿Cómo podrá ser mejor, más transparente y democrático, un gobierno futuro que tenga como principal soporte de legitimidad un Ejército que negocia desde las sombras? No sólo deja pasar los días para tomar postura, también deja que los grupos organizados saqueen el país y, al mismo tiempo, fraterniza con los manifestantes. Es el Ejército el responsable de las más de 150 muertes, del caos en las calles y la creciente inseguridad que sufren los egipcios, pero no es el responsable de lo que ocurre, es sólo un actor más.
A Egipto le urgen las decisiones. Sin embargo, no creo que el único camino -y mucho menos el mejor- sea que el Ejército tome las riendas del país. El silencio de la comunidad internacional es la principal causa de que Egipto viva estas jornadas de calvario. La Unión Europa y Estados Unidos son los responsables de esas muertes. Y la evidencia no es más que el único país que tomó una postura fue Israel, el cual apoyó el gobierno de Mubarak.
Meses atrás, cuando la policía ecuatoriana intentó un golpe de estado al gobierno de Rafael Correa la salvación para esa democracia vino de la tenacidad de su presidente y de la inmediata reacción que tuvieron todos los países de Latinoamérica a través de la Unasur.
Tal vez el primer mundo se deba una seria autocrítica, responsabilizarse de sus silencios y sus acciones.