13 de mayo de 2016

Nota en Las 12 sobre mi blog Amo Internet

WWW

Memorias de Internet

Amo Internet es una página que recoge las primeras experiencias con la web de artistas y periodistas de diferentes edades.
 Por Malena Rey
Es momento de empezar a hacerse cargo de que las propias historias y relatos de vida pasan no solo por las anécdotas infantiles y las amistades entrañables que supimos conseguir, sino también, y en gran medida, por una web efímera e inabarcable que gobierna buena parte de nuestro tiempo. ¿Qué registro tenemos de cómo Internet fue cambiando tanto como nuestras existencias? ¿Nos dimos cuenta de que hace ya veinte años que está entre nosotrxs, transformando por completo nuestras formas de sociabilidad? Parte de esta arqueología emotiva es la que investiga, de forma lúdica y aliada de los tiempos que corren, la periodista neuquina Romina Zanellato desde su simpático Tumblr llamado Amo Internet. La premisa es simple y efectiva: convoca a un puñado de artistas, periodistas, críticxs, escritorxs, productorxs sub 45, y les hace a todxs las mismas preguntas: “¿Cuándo escuchaste hablar de Internet por primera vez? ¿Qué fue lo primero que buscaste? ¿Cuál fue tu primer nick? ¿Tenés una rutina de Internet?”, entre varias otras, como puntas de lanza para que cada cual divague en sus propios recuerdos del futuro que llegó hace rato. El resultado es interesantísimo: una serie de narrativas de experiencia personal en las que el espacio biográfico se cruza con la web como fábrica de anécdotas. Así como cada biblioteca es única e irrepetible, también cada navegación, cada chat, cada red social, muestra un perfil diferente de quien se hace ver desde allí. Con este tipo de material, el artista conceptual norteamericano Kenneth Goldsmith se haría una fiesta, tan interesado como está en encontrar las escrituras no-creativas que la red habilita cuando propone, por ejemplo, narrar nuestro historial de Google Chrome como si fuera un diario íntimo.
ICQ, mIRC, Fotolog y Napster son solo algunas de las plataformas que ya no existen, pero que en los albores de la web doméstica causaron furor. Como un código solapado entre sus antiguos usuarios, ahora en Amo Internet todos esos registros salen otra vez a la luz. Entre las respuestas de lxs entrevistados por Zanellato, llama la atención la ingenuidad de las primeras búsquedas en una web lenta, que se conectaba por dial-up e interrumpía, con sus distorsionados sonidos, el uso de los teléfonos fijos de las casas: nombres de bandas nacionales, foros de Harry Potter y fotos de tetas podían ser la excusa para perderse en esos buscadores mucho más restringidos y acotados de lo que son hoy, como si recién empezáramos a tener conciencia de que en esa abstracción llamada Internet había un Aleph disponible y no supiéramos cómo aprovecharlo.
Amo Internet sigue creciendo cada semana con nuevos testimonios, y da la impresión de que podría continuarse al infinito, ya que casi cualquier persona podría responder estas preguntas y marcar las coordenadas de su propia historia con la www. El criterio para seleccionar a los y las convocadas es bastante laxo, por suerte: “Me interesa que haya gente de distintas edades para que se vea el proceso de irrupción de Internet en nuestras vidas. No es lo mismo alguien de 40, de 30 que de 20, algunos no saben lo que es mIRC o ICQ, ¡otros se acuerdan el número de memoria! También es diferente si sos de Capital o del interior; en las provincias fue muy importante como vínculo y encuentro entre ‘los diferentes’”, aclara Romina, también responsable de podcast literario Los Cartógrafos. “Soy neuquina y tengo 31 años, mi adolescencia en esa ciudad-pueblo me dio muchas libertades y también muy pocas posibilidades de encontrar cosas diferentes. Empecé a escribir gracias a Internet, me quedaba madrugadas enteras chateando con desconocidos. Gracias a Internet me enamoré, escuché la música que no hubiera podido conocer de otra manera, me mudé de continente: me formó en la persona que soy. Internet es un generador de curiosidad infinita para mí, es una alimentación constante”.

La nota, acá: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-10580-2016-05-13.html

Nota en Radar sobre Los Cartógrafos

INTERNET > LOS CARTOGRAFOS

LIBRE ESCUCHA

Ellos lo llaman “un experimento” y no lo consideran un programa de radio o cualquier otro formato convencional. Los Cartógrafos es un podcast y a la vez es el nombre que se dieron los hacedores de esta serie, Romina Zanellato, Nahuel Ugazio y Rosario Bléfari. Una serie que va por veinte episodios y que cambia de emisión a emisión, según lo exijan sus componentes, que suelen incluir lecturas y música con, por ejemplo, textos de Beatriz Vignoli, Martín Zícari y Romina Paula, lecturas de Pilar Gamboa, María Canale o Carla Crespo y sonidos de Atrás hay truenos o Guazuncho.
 Por Mercedes Halfon
Para hacer un mapa hay que explorar un territorio: registrar el descubrimiento de los senderos, alturas y profundidades, zonas húmedas y secas de un paisaje. A esta tarea se abocaron Rosario Bléfari, Romina Zanellato y Nahuel Ugazio. Ellos son Los Cartógrafos, hacedores de una serie sonora que con ese título y una primera temporada con 20 episodios online, ha ido construyendo un pequeño recorrido de caminos por las músicas, voces y literaturas de nuestro país.
Los Cartógrafos es un podcast, es decir, una pieza sonora colgada en Internet. Se puede escuchar online o bajar para hacer lo propio por la calle, en un celular o en cualquier dispositivo de reproducción. El formato está en auge, pareciera ser una de las variadas formas que Internet democratiza los vínculos con la información. Es usado generalmente por personas que quieren hacer su propio programa de radio o hacer sonar su música favorita sin pasar por una emisora convencional. Pero Los Cartógrafos no es exactamente una playlist ni tampoco un programa de radio. Como les gusta decir a ellos, lo que hacen es “un experimento” que cambia de emisión a emisión, dependiendo de los componentes que se viertan y mezclen en el tubo de ensayo.

SANTISIMA TRINIDAD

Hablamos entonces de un paisaje sonoro compuesto por tres elementos: un escritor, un músico y un actor. Con algunas variantes, ese es el formato que más se repite: un fragmento literario, leído por un actor o actriz con una impronta particular, sobre la base de melodías y ruidismos compuestos especialmente por un músico que interviene sobre ese cuerpo textual. En el arco que arman los primeros 20 capítulos algunas de las variantes fueron: un texto de la rosarina Beatriz Vignoli leído por Carla Crespo, mientras suenan bases vibrantes de Te King; Susana Pampín leyendo un fragmento de Chicas muertas de Selva Almada, sobre la distorsión de Guazuncho; la joven María Canale prestándole su voz al protagonista varón de Scalabritney de Martín Zícari, mientras suena Aldo Benítez; Pilar Gamboa encarnando Agosto de Romina Paula, acompañada por los sonidos de La Gran Pérdida de Energía; o Valeria Correa poniendo el cuerpo a un fragmento de El telo del papá de Florencia Werchowsky, con los neuquinos Atrás Hay Truenos regalando sus hipnóticos sonidos.
Claro que la yunta ideóloga del proyecto también reúne distintas vertientes de las artes y las tecnologías: Rosario Bléfari es música, poeta y actriz, Romina Zanellato es bloggera y periodista, y Nahuel Ugazio es CM y realizador audiovisual. Se conocieron hace poco tiempo, a partir de eventos típicos de la vida contemporánea –Romina y Nahuel Internet, Rosario y Romina en una nota, Nahuel y Rosario en un taller–. Compartían el deseo de realizar un proyecto vinculado a lo auditivo y se inclinaron por este género en alza. Zanellato reflexiona: “Lo que más me gusta del formato es que es de libre escucha, reproducción, transportación y deformación. El otro día se me ocurrió que alguien podría intervenir los audios y sorprendernos con un audio nuevo porque básicamente eso es lo más hermoso que tiene el formato: te lo bajás, lo llevás en el teléfono, lo escuchás en streaming en la compu, lo reproducís donde quieras, cuando quieras, te da todas las posibilidades que tiene internet.” Ugazio agrega: “Además suma esa cuota de experimentación que no te da el formato de un programa de radio tradicional. Siempre pensamos Los Cartógrafos como un espacio de libertad absoluta, por eso muchas veces nos sorprendemos cuando escuchamos los episodios terminados, nunca sabemos a ciencia cierta como van a resultar, y eso esta buenísimo. Además nos gustaba la idea de hacer un podcast de corta duración, que sea de fácil escucha y que bien pueda acompañar un viaje en colectivo o en el subte, sin cansar ni aburrir al oyente.”

OTRA BONITA PAGINA

Más allá de los nombres que reúne cada episodio –unos dream team del indie de cada sector– hay una indudable empatía que liga a los protagonistas de cada episodio que logra que se llegue a un clima potente que va de la inquietud a la ternura, del misterio a la hilaridad. En ese viaje siempre salimos con una serie de imágenes, unas sensaciones que quedan rebotando en los oídos y piden más. ¿Como definen qué entrará en cada capítulo? Dice Ugazio: “Tratamos que haya una cierta conexión entre las partes, a veces por una cuestión geográfica (siempre con la idea de trazar un mapa cultural), y muchas veces porque confiamos en el dialogo que tendrían esos artistas, que quizás no se conocen previamente, pero estamos seguros que van a funcionar bien. Incluso nos pasó que pensamos texto, actor y músico, y sin saberlo nosotros, ellos tres eran amigos previamente.” Las entregas no duran más de ocho minutos y en esa extensión logran una pequeña síntesis sonora y conceptual. Blefari dice: “El fragmento para mí funciona como cuando uno abre una página de un libro buscando algo y lee atraído por alguna palabra que caza al pasar, una frase, una visión. Eso puede llevar a interesarte por el texto completo. No me interesa tanto que el fragmento que hay en cada capítulo sea representativo o que tenga unidad independiente, sino que nos permita asomarnos a un mundo.”
La singularidad de estos universos está respaldada por las diferencias que dan su denominaciones de origen. Justamente, uno de los ejes de la curaduría de Los Cartógrafos es realmente trazar un mapa. Trasladarse de la barda a la llanura y de la montaña al mar. En los episodios hay una mirada infrecuentemente federal, con músicos, escritores y actores de distantes puntos del país como Corrientes, Neuquén, Tucumán, Mendoza, Córdoba, Entre Ríos, Bahía Blanca e incluso Chile y Uruguay.
El grupete cartógrafo actualmente está en cese de actividades, organizando la segunda temporada, que según dicen, tendrá novedades. Además preparan un show en vivo en el Centro Cultural Caras y Caretas –como los que han realizado en el CC Kirchner y el Museo de Arte Moderno entre otros sitios– el 15 de mayo donde a los sonidos se suman las caras y cuerpos de quienes los realizan. Por lo pronto se pueden escuchar los capítulos existentes en loscartografos.tumblr.com donde se guarda como una brasa encendida el misterio de lo que hacen. Par escuchar e imaginar. Porque como cierra Zanellato: “Los episodios de Los Cartógrafos terminan cuando el oyente crea ese paisaje en su mente.”

La nota, acá: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-11463-2016-04-30.html