*La voz cada vez más impecable de Mollo, los dedos mágicos de Arnedo contra su bajo, y el constante bombo en el pecho que tiraba Catriel desde su atril, demostraron que siguen siendo la mejor aplanadora de este rock: Divididos.
*Una señora paqueta, con su saquito tejido y el collar artesanal de plata tallada, su coqueto pelo rubio peinado con brashing, que podría ser tu mamá, tu tía, tu abuela o tu psicóloga, bailaba como loca y soltaba tímidos gritos de júbilo, agudos y sinceros, que se apoderaban de su pequeño cuerpo en un éxtasis envidiable. Al lado de ella estaba un pibe alto, de rulos, con la camisa a cuadros, mirando quieto y tranquilo con su porro entre los dedos, el circo balcánico que desplegó Emir Kusturica y su excéntrica banda The No Smoking Orchestra sobre el escenario de Bloke.
*Jamás salió de su pose y dio un recital brillante para todos los chicos de remera blanca que saltaban en su lugar, al lado de sus sillitas también blancas, sobre el parquet del Ruca Che el viernes por la noche. Gustavo Cerati.
*Esa energía cósmica, poderosa, que tomó de rehenes a las seis mil personas que fueron el sábado al Ruca Che, fue algo jamás visto en estas tierras. Manu Chao tiene poderes especiales, tiene habilidades únicas, tiene el control absoluto de una ola de emociones que tiraba para un lado y para el otro del estadio, que volvía hacia él y la volvía a arrojar con más fuerzas. Inolvidable, Manu Chao el 5 de diciembre de 2009.
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